Son las cuatro de la tarde
y un arpegio resbala
por tu vientre,
Diosa tumbada a la luz
del pequeño sol artificial
recibiendo plegarias
de lobos fieles y sumisos.
Por fortuna más simpáticos
se te antojan los coyotes,
siempre desconcertantes
ellos te divierten.
Tú tienes tu circo andaluz.
Yo, protección etérea.
Es mi semana de la suerte.
y un arpegio resbala
por tu vientre,
Diosa tumbada a la luz
del pequeño sol artificial
recibiendo plegarias
de lobos fieles y sumisos.
Por fortuna más simpáticos
se te antojan los coyotes,
siempre desconcertantes
ellos te divierten.
Tú tienes tu circo andaluz.
Yo, protección etérea.
Es mi semana de la suerte.