Sangre negra, de esta herida, brota;
no dejo de pensar
que te dejé marchar.
Nunca había estado un alma tan rota;
desde que tú no estás,
no quiere recordar.
Se pasó una vida entera,
y yo sólo guardo el recuerdo
de una pocas horas:
Era primavera;
el Sol salió ese día
por ponerse a tu vera.
Y el olor de un día de enero,
estribadito en tu agujero,
sigue en mi cabeza.
Y un verano
juntos de la mano,
y de pasar la noche fuera.
Ya todo el año me hace daño
y me vuelvo a llevar
a patadas con la primavera;
y junto a las hojas que el otoño
ha vuelto a derribar,
me dejé llevar.
Robe Iniesta
no dejo de pensar
que te dejé marchar.
Nunca había estado un alma tan rota;
desde que tú no estás,
no quiere recordar.
Se pasó una vida entera,
y yo sólo guardo el recuerdo
de una pocas horas:
Era primavera;
el Sol salió ese día
por ponerse a tu vera.
Y el olor de un día de enero,
estribadito en tu agujero,
sigue en mi cabeza.
Y un verano
juntos de la mano,
y de pasar la noche fuera.
Ya todo el año me hace daño
y me vuelvo a llevar
a patadas con la primavera;
y junto a las hojas que el otoño
ha vuelto a derribar,
me dejé llevar.
Robe Iniesta