20111123

Helados de vainilla (Culpable)

La condena fue injusta,
pero tuve mi merecido.

No se puede ir hacia atrás
cuando tu mismo has ido
deshaciendo el áspero suelo
con tus pasos engreídos.

Me dijo, pues, el juez gordo
del bigote y los cuernos,
que mi destino no era uno,
sino diez mil infiernos.

Pero tan sólo hay dos,
y como en uno de ellos ya
me he llevado muchos años,
al otro me han enviado.

He tenido que ganarme mi hueco
en este lugar lleno de
abuelos malvados y niñitos
imprudentes y bizarros.

Pero una vez pasado el tiempo,
puedo afirmar que estoy
bien a gusto aquí.

El averno no es tan duro
desde que viniste
a darme helados y compañía.