20120515

Ya ni el tráfico de órganos da para vivir

Me gusta desarmar las palabras,
afilar mis utensilios,
saborear las sílabas,
cortar sirenas por la mitad,
negociar con sus órganos superiores
y llevar pescado a casa para una semana.
Me gano la vida con la barbarie.
Soy un buen hombre occidental.
Mi objetivo es alimentar a los míos,
intentar darles una buena vida
mientras aprenden a escarbar.
Porque antes la gente echaba a volar,
pero ahora la cosa está tan jodida
que no hay dinero para plumas.
Sólo podemos dejarnos crecer las uñas
y escarbar, y encontrar pan,
y limpiarlo, y sobrevivir
un día más.